Humanizar el parto es hoy en día una cuestión de salud y de ecología emocional.
Hace unos años, ha raíz del descubrimiento de la monitorización materno infantil, surgió un fenómeno de fiebre tecnológica que hizo que este procedimiento que puede ser tan útil para prevenir complicaciones en los casos de partos patológicos, se extienda a todos los partos en general. Como consecuencia de ello, se mediatizó un hecho de la vida normal como es el parto.
La mortalidad perinatal y materna han llegado a un punto fijo y no disminuye a pesar de la tecnología.
Hoy en día, surge por parte de las mujeres la demanda de recuperar el proceso del parto; de vivir un momento tan importante de una forma grata y saludable. También para los bebés es muy importante que puedan vivir este momento del nacimiento sin violencia, que no se han separado de la madre para que se establezca un vínculo materno-infantil fuerte y sano.
La mayoría de los partos son normales; no está justificado que se utilicen técnicas que impiden un desarrollo humano del proceso y, además, tienen efectos secundarios. Se parte de falsos axiomas que por suerte hoy en día se empiezan a revisar, como es el hecho de que cualquier desgarro es peor que la episiotomía.
Si dejamos evolucionar el parto sin intervenir, todo va más despacio: el periné se distiende poco a poco y los desgarros grandes son muy poco frecuentes; suelen ocurrir desgarros de menor grado que afectan solo a la piel y no a los músculos. En todo caso, se podría reservar la episiotomía para aquellos casos en los que esté indicada médicamente.
Tanto la episiotomía como la monitorización pueden ser muy útiles cuando están indicadas e inadecuadas y generadoras de yatrogenia cuando se generalizan y masifican.
Es importante pues en cuanto al proceso del nacimiento se refiere, volver a recuperar el sentido de las cosas. Puesto que el parto es un proceso fisiológico y normal de la vida, puesto que la mayoría de los partos son normales, el esfuerzo debe ir encaminado a procurar un clima lo más grato posible, a potenciar en la mujer su sabiduría interna para parir, a favorecer el desarrollo del vínculo materno infantil y el bienestar del bebé, dejando la técnica para los casos que se tengan evidencias verdaderas de que pueden ser partos de riesgo. ¡Es una cuestión de salud!.