Los bebés son obligados a probar una sorprendente serie de productos alimenticios y fórmulas en un intento por averiguar qué es lo que les hace engordar y supuestamente estar más sanos. Los padres y los médicos aprensivos suelen precipitarse de una “fórmula” a otra, de un alimento para bebés a otro, de un “lacto” algo a otro, con la desesperada esperanza de que encontrarán la panacea mágica que tranquilizará al bebé gimoteante y hará que crezca con mejillas rosadas y con una felicidad borboteante.
La cantidad de dinero gastado en caros “alimentos para bebés” patentados y preparados es enorme. Nada es demasiado bueno para el bebé (o ¿nada es demasiado “malo” para el bebé?) Qué manera tan tortuosa de tener un bebé sano. La mujer del granjero viajará muchas millas hacia la gran ciudad para ver a su especialista en niños y para comprar su fórmula para bebés en la farmacia y en el supermercado mientras tiene todos los elementos esenciales en su interior y a su alrededor para tener un niño sano.
Hemos mencionado frecuentemente la importancia de que la mujer embarazada coma y viva correctamente para asegurar un nacimiento normal y la capacidad de tener una leche rica y nutritiva para su bebé. También hemos subrayado la importancia de la sabiduría de tener el bebé en casa con la ayuda de una comadrona o de un médico inteligente y comprensivo versado en los métodos higienistas del parto que evite el uso de anestésicos, etc., que no favorecen la salud de la madre ni la del niño y que son perjudiciales para la función de la lactancia.
Es una pena ver a madres relativamente en buena forma incapaces de dar el pecho a sus hijos, dándoles sustancias insanas, desvitalizadas, desmineralizadas llamadas engañosamente alimentos. La hembra de cada especie animal está mejor adaptada por naturaleza para suministrar a su cria el alimento más perfecto para su crecimiento normal y vigoroso. Ningún animal puede suministrar un sustituto igual de bueno. La cria del animal humano todavía no ha evolucionado tanto como para poder criarse tan bien con sustitutos ya sean estos de vacas, cabras, asnos, o alguna verdura poco apetecible espolvoreada en la cocina blanca como la nieve de una factoría de encurtidos o un laboratorio científico de un químico.
El Dr. H.M. Shelton, en The Hygienic Care of Children cita a una eminente especialista: “La tarea más maravillosa y más importante de la maternidad es el amamantamiento del bebé. Después del derecho de cada niño a nacer bien viene el derecho de consumir el mejor alimento, la leche de su propia madre. La leche de la madre es el alimento perfecto para el bebé; no puede ser imitada; y cualquiera que aconseje a una madre de forma diferente es culpable de un crimen grave contra un bebé indefenso. Cuando a un bebé se le niega la leche de su madre y se cria con biberón, pierde la mitad de sus oportunidades de convertirse en un hombre o mujer normal.”
Una madre que priva a su bebé de su eslabón más vital hacia una vida vibrante y alegre es digna de ser compadecida y de ser considerada culpable por su egoísmo o ignorancia. La lactancia debería durar dos años o más, no tres semanas. Tres semanas es el periodo de tiempo en el que la mayoría de las madres que han dado a luz en hospitales pueden amamantar a sus hijos. Entonces la leche disminuye. Deberían temer la hospitalización si desean amamantar a su bebé y evitar la enfermedad, más los dolores de las noches de insomnio y preocupación.
Las madres deberían amamantar a sus bebés, pero deberían prepararse durante todo el embarazo. Una dieta adecuada de frutas, frutos secos y verduras equilibrados y combinados adecuadamente satisfarán las necesidades de su propio cuerpo además de hacer que la leche sea buena y nutritiva.
Si un bebé lactante no tiene un incremento lento y gradual en cuanto a crecimiento y aptitud general, es una indicación de que la salud de la madre y del niño están siendo minadas debido a una dieta inadecuada. La madre debe consumir un nutrimento adecuado, de otro modo el bebé tendrá que dejar de tomar el pecho.
Hay “estudiantes” de diversos movimientos y reformas de la salud, que, al haber vislumbrado la filosofía higienista, parecen dar la impresión de que de alguna manera se han convertido en autoridades de la salud y de sus leyes. Frecuentemente los niños y los amigos terminan sufriendo deificiencias nutricionales debido a su información a medias. La leche materna es el mejor y más perfecto alimento para los niños si la madre tiene buena salud. Si su salud es muy mala, el bebé no podrá mamar.
El bebé puede y debería tener tomas complementarias de zumo de naranja o de pomelo puro al cabo de varias semanas después de su nacimiento. Al principio bastará con dos onzas que se irán incrementando gradualmente durante los meses siguientes hasta llegar a las seis u ocho onzas cuando tiene ocho meses. Las naranjas seleccionadas deberían estar maduras y dulces. Azúcar u otras cosas nunca deberían ser añadidas a ningún zumo de frutas.
No se le debe dar más a pesar de las tomas generosas que
las sonrisas o lloros del bebé puedan incitarnos a dar.
Los cachorros están buscando constantemente a la madre para mamar,
pero la perra sólo les permite comer cuando el instinto lo permite,
de otro modo debe ejercitar un control firme a través de la infancia
y la juventud de sus hijos, si no se convertirían fácilmente en
unos glotones.
Al bebé se le debe permitir vaciar ambos pechos en cada toma. Harán falta tan sólo diez minutos para lograr esto, El vaciado completo asegura una comida completa en cada toma. Si la leche de la madre no es adecuada para su bebé, el alimento mejor adaptado a la digestión del bebé es la leche de cabra extraida de un grupo de animales sanos. Tomas de tres, cuatro o cinco onzas serán suficientes para el bebé. Al sexto mes, la cantidad puede ser incrementada gradualmente a seis a ocho onzas al noveno mes. Si la leche de cabra resulta difícil de conseguir, se puede usar leche de vaca limpia. La leche debería diluirse a partes iguales con agua destilada hasta el sexto mes. Después, una parte de agua por dos partes de leche.
La controversia sobre la leche cruda o pasteurizada continúa entre los fantasmas del laboratorio y los naturalistas, pero los hechos siguen siendo los mismos. Hace poco se llevó a cabo un test en New York con un grupo de bebés. Un grupo tomaba leche humana pasteurizada y otro leche de vaca cruda. Los que recibieron la leche de vaca cruda fueron superiores en cuanto al crecimiento y C.I. que aquellos que recibieron leche humana pasteurizada. Si la leche humana hubiese sido cruda y de madres sanas el resultado hubiera sido al revés.
La pasteurización es un proceso que somete la leche a una temperatura de 130º Fahrenheit a 160º Fahrenheit durante un periodo de diez a treinta minutos según se dice para destruir todos los organismos dañinos. Al destruir los organismos, también destruye las vitaminas y cualidades nutritivas de la leche.
Después de los primeros meses pueden darseles otros zumos frescos de frutas como uvas, higos, bayas, etc., en las mismas cantidades que los zumos de naranja y de pomelo.
La leche o los zumos de fruta deberían prepararse inmediatamente antes de la toma y no según un horario. Los alimentos pierden rápidamente su valor nutritivo cuando se preparan con anticipación. La temperatura ambiente es la mejor para todos los alimentos que se le den al bebé. Las frutas deberían dejarse fuera de la nevera durante un tiempo antes de darselas. La leche en el biberón debería sumergirse en un utensilio lleno de agua templada para quitar el frío, no verterse en una cacerola y calentarse sobre una llama.
Las tetinas y los biberones deberían limpiarse bien después de su uso pero las medidas inspiradas en la superstición son innecesarias.
Lo hemos repetido tan a menudo que mencionarlo debería ser innecesario, pero deseamos recalcar la importancia de no alimentar al bebé por la noche ni despertarle en ningún momento para comer. Esto causará insomnio, robará sueño al bebé y promoverá la glotonería.
Cuántos adultos aman observar la reacción del bebé cuando le ofrecen un alimento extraño. La digestión de la mayoría de los niños sufre un ultraje tras otro cuando el cariñoso papá, tíos, tías y amigos ofrecen a la pequeña vida indefensa cualquier cosa desde muslos de aves a encurtidos, cigarrillos, café, cerveza y cacahuetes salados. No cabe ninguna duda de que es “gracioso” observar el pequeño rostro del bebé distorsionarse en expresiones divertidas pero además de ser “gracioso” es también estúpido, venenoso, y criminal. Los bebés y los niños no desean estas cosas. Los adultos parecen creer que los pequeños inocentes nacen con sus hábitos depravados. Sus cuerpos todavía están limpios, puros e impolutos. ¿Por qué ofrecerles caramelos y helados? ¿Por qué darles una cucharada de alimento de su propio plato? ¿Por qué obligarles a comer basura que destruirá el maravilloso trabajo hecho por la naturaleza? Si un hombre comprase a un perro, caballo o ganado de pura raza sería de los más cauteloso sobre cada onza de alimento que le diese y demandaría al hombre que le alimentase de otra manera. No se le ocurriría ofrecer a la criatura cerveza para beber o espagueti para comer de la misma manera que no se le ocurriría ofrecerle una dosis de veneno. Pero a su propio hijo, que debería ser mucho más valioso para él, lo trata más como un niño pequeño hace con un saltamontes o una mosaca cuando le arranca las alas y clava agujas sobre su cuerpo retorcido.
Los bebés no deberían ser alimentados si no toman las tomas voluntariamente y con entusiasmo, están saciados o indispuestos y la comida debería omitirse. Si la fiebre es evidente, nada excepto agua debería dárseles durante un día o dos. Cada vez que un bebé llora no significa que esté hambriento. Busque otras causas.
La alimentación del bebé es simple y debe mantenerse así, de otro modo las enfermedades usuales de los niños se desarrollarán. Olvide los cereales, las fotos de las farmacias de bebés gordos y adenoides, las verduras coladas, y alimente al bebé recién nacido de una manera natural, sana, sin esfuerzo, y sencilla que la naturaleza diseñó hace millones de años. ¡Es una receta famosa y probada!
Fuente:
EL SISTEMA HIGIENISTA DE LA SALUD, Copyright @ 1986 LIFE SCIENCE INSTITUTE. La Ciencia de la Nutrición, NOVENA PARTE:
BEBÉS Y NIÑOS SANOS. QUINCUAGÉSIMA SEXTA LECCIÓN:La alimentación normal
de los bebés;La alimentación de los bebés en circunstancias
anormales hasta la edad del destete. PROFESORA: Joyce M. Kling. Traductora:
Natividad Casado Sierra. Editorial Higea: www.higea.org