COVID-19: Los botellones no son contagiosos

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COVID-19: Los botellones no son contagiosos

COVID-19: Los botellones no son contagiosos

31-08-2021
sugerido por José Manuel

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Desde que crearon la crisis sanitaria de la COVID-19 las autoridades gubernamentales y sanitarias a través de los medios de comunicación están criminalizando a los jóvenes que hacen botellones porque consideran que son unos irresponsables e insolidarios ya que  incumplen las medidas sanitarias y gubernamentales anti covid. Medidas como por ejemplo la distancia de seguridad y el uso de la mascarilla, lo que, según las autoridades, puede provocar muchos más contagios y muertes por la Covid-19. Achacan frecuentemente que el aumento de los contagios es por la proliferación de los botellones. Las autoridades gubernamentales piden encarecida y desesperadamente a la Justicia que permita toques de queda nocturnos para impedir los botellones a pesar de que desde hace ya décadas hay leyes autonómicas que sancionan beber alcohol en las calles. Parece que se les ha olvidado.

La dichosa distancia de seguridad es un chiste de mal gusto. Maldicen a los chavales que están en los botellones porque no hay distancia pero, sin embargo, les parece bien que cada día en los transportes públicos, sobre todo en el metro,  miles de personas se hacinen y no guarden la distancia legal. Tampoco dicen nada en eventos deportivos y culturales donde hay aglomeraciones y la gente no mantiene la distancia. Y luego está el tema de la mascarilla. Las autoridades echan en cara a los chavales que no la tengan puesta en los botellones. En los botellones se bebe y se fuma por lo que llevarse las manos a la cabeza porque la gente en ese contexto no lleve la mascarilla, no tiene sentido.  Según la ley que regula el uso de la mascarilla si bebes o comes o fumas  puedes quitártela. El botellón es al aire libre por lo que la concentración de dióxido de carbono y vírica es mucho menor que en interiores.

También olvidan que cuando en 2020 estábamos confinados por el Estado de Alarma y, por tanto, nadie podía estar en las calles y menos aún hacer un botellón, según la versión oficial llegaron a morir en España cerca de mil personas al día por la COVID-19.  Ahora, en verano de 2021, cuando, según la versión oficial, mueren de media al día aproximadamente decenas de personas por la COVID-19 y más del 60% de la gente se ha vacunado, quieren culpabilizar a la gente que hace botellones de esas muertes. Esto no tiene ni pies ni cabeza y va contra natura y el sentido común.

 Parece que sólo les preocupa al ver los botellones que la gente puede contagiarse y contagiar a otros. Nos les preocupa en absoluto que en los botellones la gente beba alcohol. Una sustancia muy nociva para la salud que provoca más de 2,8 millones de muertes al año en el mundo.  El consumo de alcohol fue la séptima causa a nivel mundial de riesgo por muerte prematura y la primera en personas de entre 15 y 49 años.Tampoco les preocupa que gran parte de la gente en el botellón fume. Cada año más de 8 millones de personas mueren por culpa del tabaco. Tampoco les preocupa que en botellón la gente tome drogas. La ONU calcula que al año mueren en el mundo más de 585.000 personas por tomar drogas. Tampoco a los gobernantes les preocupa la suciedad que dejan los botellones en la calle y el ruido insoportable que padecen los vecinos. ¡¡Sólo se enfocan que los botellones son muy contagiosos!!

No solo eso sino que si las personas que estuvieron en el botellón hasta las tantas de la madrugada tienen síntomas de resaca como fiebre, lengua pastosa, malestar general,  fatiga, etc., las autoridades sanitarias y gubernamentales concluirán que es debido a que se ha contagiado. Si además realizan test PCR a los que tienen los síntomas de la resaca y sale positivo exclamarán indignados que se han contagiado. Entonces aplicaran el protocolo oficial y les confinarán, les aislarán o incluso algunos les llevarán a la UCI. Y si mueren, dirán que ha sido el virus. Da igual que la persona hospitalizada haya bebido litros de alcohol. Haya fumado hasta por las orejas. Haya tomado otras drogas. Haya trasnochado hasta el alba. Da igual, eso no es la causa de su estado tóxico. La causa según las autoridades es ¡el virus de la COVID-19!

¿Por qué las autoridades se olvidan del sentido común? Los botellones lo único bueno que tienen es que son al aire libre y la gente hace vida social. Teniendo en cuenta que en España el paro juvenil es de más del 50%, los sueldos son muy bajos, el acceso a la vivienda es imposible, la luz es más cara que cenar en el hotel de lujo El Ritz´la vida es muy cara, cada vez se inculcan menos valores éticos a los jóvenes, es normal que salgan a la calle a beber, alegrarse la vida y ver a sus amigos.  Evidentemente ojalá no hicieran botellones y sus ratos de ocio fueran sanos y respetuosos con el medio ambiente y la vecindad. La sociedad debe proponerles alternativas saludables.

A lo largo de esta crisis sanitaria de la COVID-19 la gente joven apenas ha tenido problemas de salud. Las muertes certificadas oficialmente entre los jóvenes por la COVID-19 han sido mínimas. Por tanto, la posibilidad de que mueran por esta crisis es prácticamente inexistente. Alguna persona dirá que eso es mentira porque el otro día hubo una noticia sobre una chica de 19 años que sin patologías previas murió por la COVID-19. Es una excepción y habría que estudiar detenidamente cómo era su estilo de vida y cuál fue el tratamiento médico al que fue sometida ya que hay tratamientos muy invasivos.

En cuanto a que los botellones son una fuente de contagio del virus SARS-CoV-2 que oficialmente se considera que causa la COVID-19 y que los jóvenes cuando van a sus casas pueden contagiar a sus abuelos pudiendo ocasionarles la muerte, es una conclusión oportunista que no se sustenta científicamente. Si el abuelo fallece no es por culpa de los virus sino porque está insano.

Nuestro cuerpo alberga billones de virus y millones de bacterias. Estamos rodeados de trillones de virus y bacterias. La humanidad lleva conviviendo con los gérmenes desde siempre y ha podido sobrevivir. Debe ser que no son tan malos y malignos como nos quieren hacer creer los medios de comunicación. Cuando enfermamos no es por causa de los gérmenes sino por nuestra forma de vivir insana que puede  provocar un aumento de la toxicidad en el organismo. Los gérmenes pueden estar presentes pero no son los causantes Ante esta toxicidad (TOXEMIA) el cuerpo reacciona intentando eliminarla por diferentes vías: Respiratorias, intestinales, urinarias, etc. Esta eliminación puede provocar síntomas como fiebre, fatiga, estrés, mucosidades, mal aliento, falta de apetito, erupciones en la piel, vómitos, diarreas, etc. Con el paso del tiempo si la TOXEMIA aumenta puede provocar enfermedades graves como respiratorias (neumonías), cardíacas, reumáticas, cáncer, etc.

Los virus no son seres vivos. No tienen metabolismo ni células ni capacidad de actuar. Por tanto, los virus no causan las enfermedades. De hecho, más del 73% de las enfermedades en el mundo no son contagiosas. En este momento muchos médicos se echan las manos a la cabeza pero hay que recordarles que hace pocas décadas recomendaban fumar y no se lavaban las manos para operar y a cualquier insensato que les contradijera le tildaban de loco. Les invito a la reflexión.

Los chavales en los botellones van a respirar millones de virus y bacterias. Es algo natural pues son omnipresentes. Al haber aglomeraciones hay una mayor concentración  de gérmenes. Es lógico. No hay que temerlos. Lo realmente peligroso de los botellones no son los gérmenes sino las sustancias tóxicas que ahí se consumen y las prácticas antinaturales que debilitan al organismo.

 

Os recomiendo la lectura de mi libro COVID-19 CONTRA NATURA.

 

Fuentes:

 

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