Frencuentemente recibo cartas de madres ansiosas preguntando cuál es la causa de la indigestiónn en sus bebés (menores de dos años) y qué pueden hacer al respecto. La indigestión en los niños menores de dos años parece ser muy común.
Vamos a tratar de responder a la primera pregunta: ¿cuál es la causa? La energía nerviosa es una fuerza motriz y cualquier cosa que disminuya la energía nerviosa y provoque enervación causará indigestión. El juego excesivo, la sobreexcitación, los excesos, la sobrealimentación, alimentarle entre horas, darle de comer cuando está cansado o cuando está excitado, darle de comer almidón antes de que cumpla dos años, el cansacio por salir de paseo, no dejar que se eche la siesta por la tarde, pasar demasiado calor o frío, la medicación y cualquier cosa que gaste energía nerviosa en exceso puede ser debido a que el bebé ha tomado demasiado zumo. Algunas madres parecen querer ahogar a sus bebés en zumo.
Los primeros síntomas de la indigestión son “nerviosismo,”
irritabilidad, mal aliento, intestinos hinchados, lengua saburrosa,
pies fríos, estreñimiento, cólicos, urticaria, insomnio, rechinamiento
de los dientes durante el sueño, babear. Los bebés están siempre
irritables y lloran fácilmente cuando tienen indigestión.
Habrá cuajos sin digerir en las heces y a menudo olerán mal.
La salida de los dientes no causa indigestión, sino que la indigestión puede ocasionar dificultades en la dentición. No cabe ninguna duda de que la dentición, que es un proceso indoloro y que pasa desapercibido, puede ser muy doloroso en los bebés enfermos. Las encías pueden inflamarse y doler, el bebé llorará y se quejará y su digestión se trastornará todavía más, pero la causa básica de la indigestión, que es el precursor de la dentición dolorosa es la enervación.
¿Qué puede hacerse para prevenir la indigestión? Suprimir la causa. ¿Cómo? Dejando de sobrealimentarle. Impidiendo que el bebé se excite demasiado. No darle de comer entre horas y por la noche. Dejar de darle almidón y otros alimentos que no puede digerir fisiológicamente. Darle menos zumo. Dejar de bañarle en exceso. Vestirle más o menos abrigado, según sea necesario. No permitir que juegue en exceso. Prestar la atención debida a la siesta de la tarde. Dejar de medicarle.
Las madres quieren saber lo que deberían hacer inmediatemente, cuando el bebé tiene indigestión. El cuidado requerido es simple. Acueste al bebé con algo templado en su pies. Déjele descansar y estar tranquilo hasta que esté normal. A menudo al cabo de veinticuatro horas el bebé será capaz de comer. Si el bebé se despierta sonriente, de buen humor y tiene un aliento dulce, está listo para ser alimentado. Pero, si se despierta llorando e irritable, con un aliento agrio y con líneas blancas (líneas de la irritación del estómago) alrededor de la boca y de la nariz, quejándose de molestias, el ayuno debe prolongarse durante otras veinticuatro horas. Desde luego este programa debería continuarse hasta que el bebé esté normal, incluso si tarda varios días. Las madres generalmente tienen prisa por alimentarlos y al hacerlo de forma prematura, prolongan la indigestión. Dé al cuerpo la oportunidad de deshacerse del alimento sobrante, de la toxemia, y volverá a funcionar normalmente.
Cuando reanude la alimentación del bebé, el alimento debería consistir en un poco de zumo de fruta -zumo de naranja, zumo de tomate fresco, u otro zumo de fruta fresca de la temporada (he usado zumo de sandía, de cantalupo, de papaya, de melocotón, de albaricoque, de ciruela, de pera, de manzana, etc.) que se le puede dar cada tres horas. Si el bebé pasa el primer día en que se ha reanudado la alimentación cómodamente y descansa bien durante la noche, al día siguiente puede reanudarse la alimentación normal, dándole un tercio de lo que se le daba previamente. En uno o dos días, si al bebé le va bien, la cantidad puede incrementarse a la mitad de la cantidad que el bebé solía comer. Después de otro día o dos puede reanudarse la dieta completa. Por dieta completa no me refiero a la dieta que se da convencionalmente a los bebés, ni me refiero a volver a la sobrealimentación y a comer entre horas como antes.
Hasta que el bebé tenga dos años de edad necesita y no debería tomar otro alimento excepto leche y zumos de frutas. El mejor alimento en el mundo para el bebé es la leche de su propia madre. No existe un sustituto adecuado para la leche materna. El bebé no está fisiológicamente equipado para masticar y digerir almidones antes de la edad de dos años y los alimentos amiláceos no deberían darsele antes de esa edad. Desde luego el bebé no está equipado para masticar alimentos sólidos hasta que su boca esté llena de dientes y, normalmente, un grupo entero de dientes efímeros salen a los venticuatro meses.
Las madres y otras personas que cuidan niños, tanto si son menores o mayores de dos años de edad, deberían ser capaces de reconocer los síntomas que preceden, acompañan, y siguen a la indigestión, estreñimiento, gases, distensión de los intestinos, micción excesiva, un estado creciente gradual de insatisfacción, cuajos blancos en las heces en los bebés criados con leche, heces duras, etc. Debe saber que los cuajos blancoes en las heces indican que el bebé toma más leche de la que puede digerir. Está siendo sobrealimentado. Las madres no deberían esperar hasta que el bebé esté muy enfermo antes de hacer algo al respecto. Reduzca la leche a la mitad y siga este programa de alimentación hasta que los intestinos se muevan regularmente y las heces muestren una consistencia normal.
Si el bebé está tomando cantidades adecuadas de leche y todavía hay cuajos en las heces, significa que tiene indigestión. La digestigón debe remediarse antes de darle más leche. Desgraciadamente, nuestro amor por la alimentación y nuestra afición por “las bolas de mantequilla” hace que queramos atiborrar a los bebés continuamente. Si el bebé no está aumentado de peso o si está perdiendo peso, tendemos a desespernos y a irnos a los extremos.
Durante los meses calientes, el estreñimiento a menudo fluctúa con la diarrea. La diarrea es el medio de expulsar la acumulación en los intestinos. Algunos niños tendrán vómitos y diarrea. Los cuidados en estos casos deberían ser los mismos que los descritos previamente. Acueste al bebé, no le dé de comer, y mantengale caliente. No le dé ningún alimento hasta que desaparezcan todas las indicaciones de la diarrea. Si hay dolor en el abdomen, puede usar paños calientes en el abdomen como alivio.
No aconsejo dar agua a los bebés durante el primer año de vida. Mientras su dieta sea toda a base de líquidos -leche y zumos de frutas-puede haber poca o ninguna necesidad de agua. Pero, cuando el niño no come nada, se le puede dar todo el agua que desee.
Fuente:
EL SISTEMA HIGIENISTA DE LA SALUD, Copyright @ 1986 LIFE SCIENCE INSTITUTE. La Ciencia de la Nutrición, NOVENA PARTE:
BEBÉS Y NIÑOS SANOS. QUINCUAGÉSIMA SEXTA LECCIÓN:La alimentación normal
de los bebés;La alimentación de los bebés en circunstancias
anormales hasta la edad del destete. PROFESORA: Joyce M. Kling. Traductora:
Natividad Casado Sierra. Editorial Higea: www.higea.org