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Una reflexión sobre el Islam. Entrevista con
Ibrahim un español convertido al islamismo
Por María D. Pérez
Ibrahim un español convertido al islamismo
Por María D. Pérez
A raíz de los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre, el Islam parece haber resurgido del olvido occidental para convertirse en una especie de bestia negra. La avalancha de información parece estar cumpliendo el objetivo de algún macabro plan de marketing cuyas víctimas no se sabe muy bien quienes son. Algo ha sucedido para que de pronto parezcamos estar a las puertas de un enfrentamiento confuso: ¿Estados Unidos contra Afganistán?, ¿Occidente contra Oriente?, ¿Capitalismo frente al Islam?... Las batallas entre Moros y Cristianos hace mucho que desaparecieron, pero ahora parece que "alguien" esté haciendo campaña para volver a las andadas.
Ante tanta pregunta, es lógico intentar buscar respuestas. Y eso hicimos: ir en busca de un testimonio que aportara luz sobre ese tema que siempre ha estado ahí y por el que nadie se ha preocupado hasta que de repente se ha convertido en el centro de atención del planeta: el Islam. Nos pareció muy interesante conocer esta religión a través de una persona occidental que un día, hace más de 17 años decide convertirse al islamismo. ¿Porqué un español, educado en la religión católica abraza una religión musulmana?. ¿Qué vio en el Islam esta persona y cuál es su punto de vista ante la situación actual del mundo que nos rodea?. Con esta idea inicial nos dirigimos a "invadir", por unas horas, la intimidad hogareña de R.S.B., un amable valenciano que nos recibió, no sin cierta reserva, una soleada tarde de finales de octubre.
Cuando abrió la puerta nos encontramos ante un hombre de considerable altura, espesa barba y mirada profunda que parecía no sentirse muy seguro de su decisión de aceptar la entrevista. Hacía unos días que se había encontrado unas pintadas en la puerta de su garaje en las que se le insultaba por su condición de musulmán. Por lo que nos cuenta Ibrahim (su nombre islámico),la intolerancia siempre ha estado presente pero esta vez parece haberse hecho más evidente. No obstante, se negó a denunciar los hechos a los medios de comunicación con el fin de evitarse peores remedios. Accedió a la entrevista con la condición de que no llevásemos cámaras ni grabadoras. Así lo hicimos y tras los saludos y las introducciones de rigor, poco a poco fue desapareciendo la inicial tensión y desconfianza hasta el punto de convertir la visita en una amena tertulia que se prolongó más de lo previsto:
Supongo que usted, como la gran mayoría de españoles, fue educado en la religión católica. Sin embargo, un buen día decide convertirse a una religión como el islam, culturalmente muy distinta a su entorno. ¿Cuándo y porqué razón decide usted dar este paso en su vida?
Hace unos 17 años atravesé una especie de crisis existencial que me empujó hacia una búsqueda interior de Dios. Había algo en mi vida, una especie de vacío que yo necesitaba llenar. Así que comencé a indagar y a profundizar en las diferentes corrientes espirituales que encontraba en mi camino. Comencé por la religión en la que había sido educado: el catolicismo. De ahí comencé mi andadura y conocí el Opus Dei, el mormonismo, los testigos de Gehová, e incluso asomé la cabeza por alguna secta de las que entonces pululaban por la zona como la de Los Niños de Dios (en esta última no llegué ni siquiera a entrar). Nada de lo que conocía parecía suplir esa carencia o esa especie de necesidad de plenitud y autorrealización que yo buscaba. De repente, un buen día, leo en una revista que los musulmanes españoles obraban la primera mezquita en Granada. Así que, sin pensarlo mucho, cogí la maleta y me fui a Granada. Allí descubrí el Islam, aunque dentro del sufismo. Dentro del Islam hay muchas ramificaciones, más que en el cristianismo. Algunas de estas ramas se alejan bastante del mensaje genuino del Corán, nuestro libro sagrado. Dentro del sufismo había cosas que no me convencían, por lo que volví a casa con cierta decepción. Al cabo de unos meses, de nuevo a través de una publicación, descubro que se ha levantado la primera mezquita en Valencia. Allí encontré por fín lo que buscaba. Allí encontré el islamismo sunita que, podríamos decir que es el más fiel al Corán, el que conserva el mensaje original de una manera más pura, por así decirlo. Fue entonces cuando confirmé mi aceptación del Islam, en un acto que nosotros denominamos Shahada. En él afirmas las verdades del Corán y recibes un nuevo nombre, en mi caso yo tomé el de Ibrahim.
A partir de ese momento, es evidente que cambiarían muchas cosas en su vida. ¿Cómo fue esa adaptación a su nueva religión y qué obstáculos encontró a su alrededor?
La adaptación no fue fácil. Es duro compatibilizar ciertas normas y creencias con el entorno. El primer obstáculo con el que te encuentras es la intolerancia de los demás. Existe mucha ignorancia y desinformación con respecto al Islam. La gente confunde el mensaje islámico con extrañas y oscuras tradiciones, con ramificaciones o sectarismos creados por intereses ajenos al originario mensaje del Corán. En realidad, el Corán no se diferencia mucho del Pentateuco cristiano o de la Torah de los judíos, en cuanto a sus pilares básicos. Las tres son religiones monoteístas de entrada y sus respectivos libros sagrados reflejan un mensaje muy similar. Todo esto es ignorado por muchas personas que automáticamente te descalifican sin saber nada de ti. Si voy vestido con ropas occidentales no tengo ningún problema al salir a la calle. En cambio, cuando cambió mi indumentaria por otra musulmana, comienzan los "obstáculos". Mis propios vecinos han llegado a tirarme agua desde el balcón. En Valencia, mientras caminaba con otras personas islámicas, fuimos perseguidos a pedradas...y estamos en el siglo XXI. He recibido insultos, incluso amenazas con pintadas en la puerta del garaje. La tolerancia y el respeto brillan por su ausencia en nuestra sociedad. Es curioso como en una tierra en la que llevamos sangre árabe en nuestras venas, y en la que nuestra cultura y nuestra lengua guardan resquicios islámicos, se tenga especial repulsión por los musulmanes. Cuando la gente observa a una monja o un fraile con su hábito, nadie dice nada. Cuando ven pasar algún hindú, incluso les hace gracia su indumentaria, es parte de su cultura y su folklore. En cambio no pasa lo mismo con los musulmanes. No existe el mismo grado de tolerancia y de respeto para todos. Es curioso.
Ha mencionado usted la similitud entre islam, cristianismo y judaismo, en lo que a sus pilares se refiere. ¿Cuáles son esos principios básicos?
Fundamentalmente la creencia en la existencia de un alma eterna, es decir, en la vida más allá de la muerte y la fe en un solo Dios. Pero la oración, el ayuno, las contribuciones económicas o las peregrinaciones son también puntos en común en las tres religiones.
La creencia en la eternidad del alma, ¿contempla, en el islam, la posibilidad de la reencarnación?
No. Según el Corán, el alma espera cerca de la tumba hasta el día del Juicio Final, que vendrá precedido por un cataclismo universal. A partir de ahí, el alma se dirije al Paraíso o a un lugar que para el cristianismo equivaldría al infierno.
¿Qué preceptos básicos se deben cumplir según el Corán?
Básicamente cinco. En primer lugar creer que "no hay más Dios que Alá y Mohamed es el profeta". Al menos rezar cinco oraciones diarias, cumplir el ayuno durante el Ramadán, contribuir con el "Zakat" (contribución económica anual destinada a las arcas de las mezquitas y las comunidades), que para nosotros es del 2'5%, siempre que se pueda, claro. Y por último, la peregrinación a la Meca (Al-Hayy), al menos una vez en la vida y siempre y cuando uno se lo pueda permitir.
¿En qué consiste el Ramadán?
Una vez al año, durante 28 días (un mes lunar), se ayuna y se abstiene de relaciones sexuales, desde la salida hasta la puesta de sol. A partir del anochecer todo vuelve a la normalidad. Durante estos días, en las mezquitas se celebran encuentros de carácter especial, con el objetivo de orar.
¿Qué opina usted de los atentados ocurridos el 11 de septiembre y de la situación mundial que han desencadenado?
El Islam es más que una religión, es una forma de entender y vivir la vida. Esta manera de ser no separa religión de política o economía y este concepto no interesa al mundo capitalista. El capitalismo y la globalización no respetan otra forma de vida que no sea la suya. Independientemente de que los atentados hayan sido perpetrados por Ossama Bin Laden, la postura musulmana es clara: no es justificable la muerte de tantas personas, en ningún lugar del mundo, pero el ataque simbólico al capitalismo es evidente y eso es una señal de que algo empieza a cambiar. Estados Unidos ha probado lo que es tener el campo de batalla en su casa, algo que el Islam esta harto de sufrir años y años. Ha habido muchas víctimas musulmanas en guerras avaladas por intereses económicos de las grandes potencias mundiales y nadie ha puesto el grito en el cielo.
Por lo que nos cuenta Ibrahim, llegamos a muchas conclusiones: Las vidas humanas de las víctimas del terrorismo y la guerra son tan valiosas en Estados Unidos como en cualquier otra parte del mundo. Por otro lado, los intereses políticos y económicos son un lastre para la humanidad que, con el fin de alcanzar sus objetivos, manipula, desinforma y juega con las conciencias, la dignidad y la vida de millones de personas. Y por último, no confundamos el islam con el extremismo, no confundamos al extranjero con el enemigo y no olvidemos que buena parte de lo que hoy llamamos España, fue durante ocho siglos un paraíso llamado Al - Andalus en el que convivían cristianos, musulmanes y judíos bajo un mismo cielo que vio florecer una de las culturas más ricas que conocemos. ¿Será esta convivencia posible en el "evolucionado" siglo XXI?.
Fuente:
Nos lo envió la misma autora