24 de septiembre del 2001

Si deseas la paz entre todos los seres humanos, creyentes de la religión que sea o no creyentes, puedes colaborar en el intento de librar a la Tierra y a sus habitantes de este conflicto militar-terrorista que puede estallar, practicando este humilde pero potente acto de Amor:

Activa con fuerza el Amor que tienes en lo más profundo de tu ser, esa chispa divina que todos llevamos dentro pero que algunos tienen recubierta por capas y capas de orgullo, egoísmo, odio, ambición ...

Siente que tu corazón rebosa de semillas de Amor y que las vas colocando mentalmente en los corazones de esos seres que tienen en sus manos la decisión del terror y de la destrucción, sean del bando que sean, con la esperanza y la convicción de que en un momento u otro germinarán y ayudarán a que sus actos y decisiones se encaminen a la convivencia pacífica y equilibrada de toda la humanidad. Colócalas también en los corazones del mayor número posible de dirigentes del planeta.

Muchos de ellos están ofuscados, como cualquiera de nosotros lo hemos podido estar en algún momento, pero les podemos atemperar con el Amor, con la poderosa energía Amor que podemos hacer emanar de nuestros corazones. Enviémosles Amor, sintiéndolo profundamente, verdaderamente, para poder neutralizar y superar la no menos poderosa fuerza que es el odio, para que se dejen guiar por sus consejeros más atemperados que también los tienen.

Anima a otros seres de buena voluntad a que realicen este acto de Amor, de Amor en mayúsculas. Somos la gran mayoría y queremos la paz y el respeto a las más variadas creencias y el entendimiento entre las diversas culturas, en convivencia pacífica. No podemos permitir que ciertos gobernantes y ciertos desalmados siembren el terror y la destrucción en nuestro amado planeta.

Sembremos semillas de Amor en aquellos de nuestros semejantes que sin que aparentemente tengan el más mínimo poder material para realizar ni decidir ningún acto destructivo, se están dejando arrastrar por el odio y con este sentimiento crean un ambiente propicio para la confrontación. Sembremos mentalmente semillas de Amor en sus corazones para que éstos se pongan del bando del Amor.

Y también enviemos mentalmente la llama del Amor a esa gran masa de población pacífica pero conformada que no tiene voz individualmente, para que esa llama active el Amor en sus corazones, por si pudiera estar algo apagado, ya que esas individualidades unidas son la auténtica voz y la auténtica fuerza que puede reconducir el desamor que está viviendo actualmente nuestra humanidad.

Es de suma importancia que el mayor número de personas de esta Tierra de una manera u otra activen el potencial amoroso del que son portadoras. Es muy simple. Sentiros como un Sol de Amor que se expande. Imaginad a la madre Tierra delante vuestro y abrazadla amorosamente y con ella a toda la humanidad.

No al terror.

No al odio ni a la venganza.

Activemos en nuestro interior la fuerza del Amor .

Sembremos a diario semillas de Amor en los corazones de quienes rigen el planeta.