Salud natural: sida disidente: artículos
[Ver otros artículos]
[recomienda este artículo]
Fenómeno «S.I.D.A.»: otra aproximación
por Lluís Botinas
por Lluís Botinas
El 29 de junio de 1990 me impliqué en el «tema SIDA»
al tomar contacto con la asociación C.O.B.R.A.1.
Desde la «aparición» del «SIDA» en 1981
hasta aquella fecha, yo sólo había conocido la versión
oficial. Entonces me enteré de que el tratamiento hospitalario con
AZT-Retrovir-Zidovudina es mortal de necesidad a medio plazo, y de que
existían tratamientos concebidos contra el «virus VIH»
presentado como causa de «la enfermedad SIDA» mucho más
eficaces y nada tóxicos, pero que eran marginados por razones de
poder, prestigio, dinero,... Por lo demás, aceptaba plenamente la
explicación oficial del «SIDA». Pero que hubiese posibles
buenos tratamientos anti-«VIH» silenciados cuando lo mejor
que se decía del AZT es que «alarga algo la vida de los enfermos»
y finalmente todos2
los tratados acababan muriendo «víctimas del VIH», me
pareció suficiente como para implicarme con dicha asociación.
La propia experiencia nos hizo poner el primer interrogante sobre la
explicación oficial. A los pocos meses empezamos a comentar en la
Asociación: «¡Qué raro! En la mayoría
de parejas estables que vienen a consultarnos, tanto heterosexuales -incluso
con hijos de cinco o siete años- como homosexuales, un miembro es
seropositivo pero el otro no. Usan preservativo desde el día en
que dio positivo a los tests hace unos meses, pero antes han tenido relaciones
«no protegidas» durante años. ¡Extraña
enfermedad de transmisión sexual ésta en la que puedes tener
gran cantidad de contactos sexuales con la misma pareja sin contagiarla!».
El siguiente interrogante importante tardó más de un año
en formarse. Se refería a la tan repetida supuesta «epidemia
de SIDA». Primero empezamos a comparar datos con muertos de cáncer,
de corazón, de hígado, en accidentes de tráfico,...
Luego nos dimos cuenta de que es una trampa dar el número de casos
acumulados, con lo que la curva siempre crece aunque el número de
nuevos casos disminuya. Y lo definitivo fue hacer para España la
curva del ritmo de crecimiento que habíamos visto hecha por unos
disidentes con los datos oficiales correspondientes a los USA. Consiste
en calcular el tanto por ciento de aumento de los nuevos «casos de
SIDA» registrados en un año respecto a los nuevos casos registrados
en el año anterior. Naturalmente, el primer punto que se puede calcular
corresponde a 1982, y resulta que, excepto una pequeña subida en
1985, la curva desciende constantemente, lo cual basta para poder afirmar
con todo rigor matemático que no hay y nunca ha habido una «epidemia
de SIDA» en el Estado español (ni en los Estados Unidos...
ni en parte alguna).
Luego los cuestionamientos se fueron acelerando al tomar contacto con
las corrientes formadas por más de quinientos científicos
críticos.
Tres corrientes principales de críticos.
Leyendo sobre todo los artículos elaborados desde 1987 por el
Dr. Peter Duesberg, miembro de la Academia Americana
de Ciencias, comprendimos que carece totalmente de base la afirmación3
«VIH»=«SIDA», es decir, que la causa de «esto»
llamado «SIDA» sea «eso» llamado «VIH».
Esta corriente es aún la mayoritaria dentro de quienes rechazan
los planteamientos oficiales. Considera que el «VIH» fue aislado
y por lo tanto existe, pero que no es responsable del «SIDA».
Claro está, deduce que los tratamientos «anti-VIH» hospitalarios
carecen de sentido. Es más, concluye que el AZT primero y los «cócteles»
actualmente administrados son causantes de «SIDA» y de muerte,
y que deben ser prohibidos inmediatamente. Esta conclusión es plenamente
compartida por las otras dos corrientes.
Con los trabajos realizados desde 1988 por la Dra. Eleni Papadopulos
y su equipo australiano entendimos que los mal llamados «tests del
SIDA» carecen totalmente de fiabilidad4
y su utilización debe ser prohibida inmediatamente. Además,
representan una corriente más pequeña que argumenta de manera
muy rigurosa que el «VIH» no ha sido aislado en tanto que «retrovirus»,
es decir, en ningún momento se han cumplido ni siquiera las condiciones
que establecieron los propios «retrovirólogos» en una
reunión celebrada en el Instituto Pasteur en 1973.
Y con las investigaciones de los miembros de la asociación REGIMED5
entendimos (entre otras muchas cosas importantes del funcionamiento de
nuestro cuerpo y de la vida):
-
gracias al virólogo alemán Dr. Stefan
Lanka, que el «VIH» nunca ha sido aislado en tanto que
virus, luego nadie puede ni debe afirmar «el VIH existe», y
menos aún «el VIH es la causa del SIDA». Ni para el
«VIH» (ni para ningún otro supuesto «retrovirus»)
se han cumplido los cuatro requisitos preceptivos6
para poder afirmar que un virus ha sido aislado y que se han cumplido para
cualquier virus realmente existente. Son los siguientes:
-
presentar cuatro fotografías (del virus dentro de célula;
del virus solo; de las proteínas de la envoltura del virus, y de
la información genética que el virus contiene en su interior);
-
caracterizar exactamente tanto las proteínas como la información
genética secuenciándolas, es decir, viendo cuáles
son sus componentes y en qué orden están;
-
hacer repetidos ensayos de control a fin de evitar cualquier contaminación
ni con las proteínas ni con la información genética
de la célula que contiene al virus;
-
publicar en revistas científicas las condiciones técnicas
del experimento así como los resultados obtenidos, a fin de que
otros investigadores puedan reproducirlos y llegar a los mismos resultados.
Nada de esto se ha realizado para el «VIH»7.
-
gracias al inmunólogo suizo Dr. Alfred Hässig,
que los «tests del SIDA» detectan anticuerpos que son autoanticuerpos
(es decir, anticuerpos ante propias proteínas humanas, como la actina
y la miosina) generados en una situación de estrés crónico
y que todos tenemos en cantidades distintas y variables. Los mal llamados
«tests del SIDA» no son unos tests «sí-no»
(es decir, que indicarían si se tiene o no se tiene unos determinados
anticuerpos «específicos para las proteínas de la envoltura
del «VIH»») sino de unos tests «más-menos»
(es decir, que marcan si se tiene mayor o menor cantidad del mismo tipo
de anticuerpos). Esto explica que se obtengan más o menos casos
de «seropositivos» según se sitúe el umbral más
abajo o más arriba; que puedan dar positivo en personas absolutamente
sanas y santas8;
que den más fácilmente «positivo» las personas
sometidas a un estrés persistente por intoxicación (drogas,
metadona, poppers9,
hemoderivados, medicamentos químicos,...), por razones psico-emotivas,
por malnutrición, por infecciones repetidas, etc.
-
gracias al médico alemán Dr.Heinrich
Kremer supimos que la energíadeficiencia que precede a la inmunodeficiencia
es provocada por los daños que en particular antibióticos
y «antivirales» producen en las mitocondrias10
de nuestras células. Al ser dañadas e incluso muertas las
mitocondrias, la persona estará cada vez más débil
por falta de energía, por lo que no podrá reproducir en particular
las células inmunitarias y resultará víctima de infecciones
bacterianas secundarias. Además, su conocimiento de la Biología
de la Evolución permite entender cómo se llegan a reproducir
en el cuerpo humano las condiciones de etapas anteriores que permiten que
puedan proliferar en él los distintos tipos de microorganismos.
Todo ello abre vías a nuevos tratamientos bioregeneradores eficaces,
no-tóxicos y económicos11.
¿De qué fallecen quienes son presentados
como «muertos de SIDA»?.
Cuando se empiezan a conocer estos planteamientos alternativos, la pregunta
que lógicamente viene a la cabeza y al corazón de toda persona
es. «Pero...¡hay personas que mueren de SIDA!. Si no las mata
el VIH, ¿de qué mueren?».
No hablo de enfermos ni de afectados sino de etiquetados. Etiquetados
como «seropositivos» al dar positivo a los tramposos «tests
del SIDA»; etiquetados como «SIDA» si aparece alguna
del número creciente de enfermedades12
que están englobadas bajo el rótulo «SIDA»; o
etiquetados como «muerto de SIDA». Entonces la pregunta queda
reformulada así: ¿de qué fallecen las personas que
nos son presentadas con la etiqueta «muertas de SIDA»?.
La experiencia vivida y acumulada a lo largo de esstos ocho años
con cientos de casos, indica que de la combinación, en grados diversos,
de los siguientes ocho factores de muerte:
-
El miedo. Probablemente en todas las lenguas del mundo existe la expresión
«Muerto de miedo». Condensa la experiencia de toda colectividad
humana según la cual el miedo es suficiente para matar a una persona.
Que cada cual se imagine cómo reaccionaría si le dijesen
que «está infectado por el VIH».
-
Los problemas psicológicos (sentimiento de culpa, de autorechazo,
de indignidad, de autodestrucción, de suciedad, de suicidio, de
miedo a contagiar, de miedo a ser rechazado,...), emotivos (de nuevo, miedo
a contagiar, miedo a ser rechazado, no contárselo a nadie durante
meses o años, ruptura de parejas, de familias, de amistades,...),
sociales (marginación,...), laborales, de guardería, etc.
Todos estos problemas (así como el miedo) se ponen en marcha no
ya el día en que a alguien le colocan la etiqueta sino el día
en que alguien comienza a temer que se la pueden poner.
-
Morirse es la única solución que queda. En la mayoría
de casos (¡no en todos, afortunadamente!) hay rechazo incluso de
los allegados, que se añade a la marginación social. ¿Qué
salida hay en semejante situación, si no morirse? La muerte social
y familiar prepara y obliga a la muerte física. Además, morirse
es el último acto de amor y el postrer servicio que la persona etiquetada
puede hacer por los que quiere: desaparecer para que puedan respirar tranquilos
y proseguir su vida.
-
Los tratamientos supuestamente antivirales. Los nucleósidos análogos
(AZT-Retrovir-Zidovudina, etc.) impiden la división celular. Los
inhibidores de proteasas (Crixivan-Indinavir, etc.).rompen el complejísimo
equilibrio entre proteasas, inhibidores de proteasas y activadores de proteasas
naturales, con lo que bloquean el funcionamiento celular y orgánico.
Cada grupo de medicamentos por sí sólo es incompatible con
la vida a medio plazo. Los tan promocionados «cócteles»
están constituidos normalmente por la suma de dos medicamentos del
primer grupo más uno del segundo, luego también son mortales
a medio plazo. Deben ser inmediatamente prohibidos.
-
Los tratamientos supuestamente preventivos (antibióticos -en especial,
Septrim-, ansiolíticos, antidepresivos, corticoides,...; son inmunosupresores).
También son tendencialmente mortales a medio plazo. Y también
deben ser inmediatamente prohibidos en tanto que preventivos.
-
Las 29 enfermedades hoy cubiertas bajo el nombre
«SIDA», todas ellas existentes antes de 1981 y que ya a veces
mataban13,
gravedad incrementada al quedar ahora sumergida en la sentencia «SIDA»;
-
Los malos hábitos de vida (consumo de drogas, metadona, poppers,
medicamentos; malnutrición; etc.), que las llamadas «campañas
de prevención» no ayudan a dejar, y que ya mataban antes.
Ver 13.
-
Tener que recibir transfusiones de sangre o de hemoderivados, como es el
caso de los hemofílicos, que han tenido una esperanza de vida menor
que los no hemofílicos. Ver nota 13.
¿De qué murieron Rock Hudson, Anthony Perkins, Nureyev, Freddy
Mercury y otros ricos y famosos que fueron utilizados para extender el
miedo al «SIDA» al conjunto de la población mundial?.
En realidad, de tomar drogas, de enfermos, de medicamentados, de vida caótica,
de años mal vividos desde el punto de vista de la salud,... Pero
fueron presentados de manera interesada como muertos por un «virus
VIH» del que no hay prueba científica alguna de su existencia.
¿Qué hacer si me ponen una etiqueta?.
De todo lo anterior se derivan consejos para una persona etiquetada
como «seropositiva»: Estudiar rigurosa y críticamente
la información alternativa y contrastarla a fondo con la oficial,
incorporando y valorando, claro está, la propia experiencia. Si
llega a la conclusión de que el «VIH» no existe, o/y
de que, aun suponiendo que exista, no es la causa del «SIDA»,
o/y de que los tests son una chapuza que no tienen valor diagnóstico
alguno, ¡felicidades! Comprenderá
que es una persona sana que ha tenido la mala suerte de entrar en la macabra
rueda del «SIDA» por haber dado positivo. Sólo le quedará
quitarse la etiqueta, romperla en trocitos y tirarlos al cubo de la basura,
y llevar una vida sana, concebir hijos si deseaba tenerlos,... Y procurar
que la vida normal no le machaque demasiado. La madurez que habrá
adquirido con la experiencia vivida le ayudará a ello, y permitirá
que eche una mano a otras personas que inicien el calvario de resultar
etiquetadas.
Un consejo extra: no dejarse atrapar en los nuevos protocolos que están
poniendo constantemente en marcha los laboratorios. Hay más medicamentos
en espera de cobayas humanas que voluntarios, por lo que los hospitales
presionan para dejarse meter en ellos...
Y también se derivan consejos para personas etiquetadas como
«SIDA», incluso como «terminales»: Igual que el
caso anterior hasta el ¡felicidades!
Entonces comprenderá que los problemas de salud que pueda padecer
no tienen nada que ver con la explicación «VIH»=«SIDA»
que le han dado los médicos hospitalarios, a quienes les resulta
muy cómodo culpar de todo al «VIH». Tiene que tratárselos
al margen de toda la historia y de toda la histeria del «SIDA».
Y hacerlo de la manera menos agresiva posible que conozca. Si busca cuidadosamente
(¡también en lo alternativo hay fantasmas!), encontrará
terapeutas, con o sin titulo, que podrán ofrecerle buenos y eficaces
consejos.
En el caso de terminales, es decisivo que no tiren la toalla ni ellos
ni quienes les cuiden. Que sepan que hay numerosos casos que se han recuperado,
siempre dejando el hospital14.
Muchos han salido de las casas de acogida de terminales por sus propios
pies, y no con los pies por delante, que es a lo que los habían
enviado desde los hospitales. Pero la primera condición es volver
a tener esperanza y luchar por vivir. Entonces se ponen en marcha el «médico
y el laboratorio interiores», que son los más potentes que
existen. Es clave que se monten turnos de 24 horas para estar constantemente
al lado del «terminal» cogiéndole de la mano, acariciándole,
abrazándole, dándole ánimos, limpiando los trapos
sucios acumulados, perdonándose mutuamente los desagravios existentes,
haciendo planes,...
Resumen para todos: No intoxicarse ni psicológicamente (luego
no creerse la versión oficial sobre el «SIDA») ni fisiológicamente
(luego no meterse en el cuerpo los venenos que están dando en los
hospitales). Evitar los ocho factores de muerte mencionados. Asesorarse
con quien sea, pero asumir la responsabilidad del camino que se decida
seguir. Ayudar a otros. ¡Y tener ganas de vivir!
Las reglas de juego del «SIDA».
Una vez asimilado que el «SIDA» no tiene entidad biológica-patológica
propia alguna, resulta claro que tiene que ser una construcción
humana con múltiples facetas. En efecto, el «SIDA» es
una invención socio-político-económico-científico-médico-religioso-moral
ístico-mediático-racista destructiva. Se trata de un nefasto
juego puesto en marcha intencionadamente en los USA15.
Y como todo juego, tiene sus reglas. Son las siguientes:
-
Se hace creer que ha surgido una nueva enfermedad y se la presenta como
inevitablemente mortal: Invención del «SIDA» en 1981;
-
Se incluye enfermos de un número creciente (de 2 a 29)
de enfermedades ya existentes: Paulatina invención de la «epidemia
de SIDA»;
-
Se inventa una supuesta causa de la supuesta enfermedad: Invención
de la existencia del inexistente «VIH» en 1984;
-
Se inventan unas pruebas que supuestamente indican si se tiene o no el
«VIH»: Invención de los «tests del SIDA»
en 1984-1985;
-
Se inventan unos indicadores falsos y erróneos que permiten presentar
como beneficiosos los medicamentos que en realidad matan: Invención
de «recuento de linfocitos T4» y de «carga viral»;
-
Se inventan unos tratamientos social (marginación,...) y médico
(vudú científico-médico, AZT-Retrovir, «cócteles»,
«preventivos»,...) que efectivamente matan, con lo que se hace
cumplir la autoprofecía de que la «nueva enfermedad»
descubierta era mortal.
Pero un juego funciona mientras se respetan sus reglas. Cuando se empiece
a cuestionar práctica y ampliamente cualquiera de las reglas establecidas
para el «SIDA», el nefasto invento se hundirá en pocos
meses.
Especialmente importante es pedir las pruebas científicas de
que el supuesto «VIH» fue aislado, puesto que el invento «SIDA»
se basa desde 1984 en la supuesta existencia del (igualmente inventado)
«VIH». Pero también es decisivo pedir dónde y
cómo se ha demostrado la validez de los «tests del SIDA»,
puesto que si nadie se hiciese o dejase hacerse los «tests del SIDA»,
dejaría de haber nuevos «casos de SIDA» ya que lo que
en Europa convierte a un enfermo en un «caso de SIDA» (y a
un sano en un «seropositivo») es dar positivo a los «tests
del SIDA». Y es importante exigir que se demuestre el significado
biológico y clínico del «recuento de T4» o de
la »carga viral». O las pruebas de los supuestos beneficios
en términos de mejor salud de unos «cócteles»
que son mortales a medio plazo. O incluso los datos que demuestren científicamente
que exista o alguna vez haya existido una «epidemia de SIDA»
en algún lugar del mundo. O simplemente pedir explicaciones de porqué
se afirmó desde los inicios que «el SIDA es necesariamente
mortal» cuando no había experiencia que permitiese fundamentar
tal afirmación, y menos aún la extensión de dicha
sentencia de muerte a cualquier supuesto «infectado por el VIH»,
así como dónde hay algún artículo científico
que intente demostrarla. O de porqué se ha cambiado varias veces
la definición de «SIDA», con lo que se trata de una
supuesta enfermedad que se tiene o no de un día al siguiente y según
en qué continente o país se habite (además de según
que «test» se haya utilizado). Ridículo... si no fuese
porque demasiadas personas han muerto en este juego macabro o sufren las
consecuencias de haberse visto arrastrados a participar en él.
Los vencedores del «SIDA».
Uno de los aspectos más vergonzosos del montaje «SIDA»
es que, por primera vez en la historia de la medicina, los médicos,
en este caso los «especialistas del SIDA», se han dedicado
sistemáticamente hasta mediados del año pasado a quitar toda
esperanza a quienes eran arrastrados por el engranaje destructor, y ahora
están haciendo creer que los «cócteles» venenosos
que administran pueden «cronificar el SIDA», con lo cual están
matando a quienes confían en ellos16.
En particular han silenciado dos buenas noticias: que
-
tienen casos de personas etiquetadas cuyo «recuento de T4»
es 10, 7, 5, 3, 2, 1 o incluso cero y que se encuentran bien. Como que
sólo este hecho derriba toda la explicación oficial sobre
el «SIDA», prefieren esconderlo aunque daría una gran
alegría a quienes han caído en el engaño de obsesionarse
con su «recuento de linfocitos T4» y tiemblan si tienen la
mala suerte de que les dé por debajo de 200;
-
hay vencedores del «SIDA», pero sólo nos hablan de los
vencidos. Se pueden distinguir seis grupos:
-
terminales recuperados: etiquetados a los que hace años se les daba
días de vida y que ahora están plenamente recuperados (claro
está, dejando el hospital);
-
etiquetados como «SIDA» que han logrado sacarse esta etiqueta,
normalmente con tratamientos no agresivos, y que hace años que llevan
una vida normal, a pesar de continuar siendo oficialmente «seropositivos»;
-
etiquetados como «seropositivos» que llevan cinco, diez, catorce
o, según la versión oficial, más años -desde
la última vez que se pincharon o que tuvieron una relación
sexual no protegida- con la etiqueta puesta, y que, superadas la crisis
y la depresión iniciales, se encuentran perfectamente bien...porque
no toman los tratamientos hospitalarios;
-
«seropositivas» embarazadas que se negaron a abortar, se negaron
a tomar el AZT, se negaron a dar AZT a sus bebés, y ahora tienen
hijos de una decena de años, estando ambos perfectamente bien;
-
«seropositivas» que buscaron el embarazo siendo «seropositivas»,
han dado a luz y tanto ellas como sus bebés están perfectamente
bien;
-
más de las dos terceras partes de los bebés nacidos «seropositivos»
y que se han seronegativizado espontáneamente dentro de los primeros
dieciocho meses17.
Cuando cambien las condiciones, abundarán los testimonios de vencedores
del «SIDA». Por ahora, la mayoría prefieren llevar una
vida normal en la clandestinidad, pues saben que es de alto riesgo social
aparecer a cara descubierta contando su experiencia. Pero hay excepciones.
Una es el inglés Mark Griffiths, que da conferencias con el título
«Doy gracias al SIDA», pues considera que gracias al «SIDA»
su vida ha dejado de ser el caos que era hace una docena de años,
y que ha aprendido a comprender al mundo, a la gente y a sí mismo
de una manera muchísimo más profunda. Para Mark las siglas
«SIDA» significan: «Sistema Interior de Desarrollo Anímico»,
es decir, nada peligroso sino todo lo contrario. ¡Lástima
que esto no sea contagioso!.
Desmontar el «SIDA».
Ya en 1994 formulé ««SIDA»: ¿una enfermedad
a tratar o un invento a desmontar?». Sumarse a las múltiples
actividades para desmontar el «SIDA» es la invitación
que formulo a quien se empiece a cuestionar la versión oficial del
«SIDA». Después de la reciente actuación de los
críticos en «Ginebra-1998»18
(XII Conferencia Internacional de SIDA oficial y Congreso-Puente
Alternativo), las etapas principales de este desmontaje son «Barcelona-1999»
(II Encuentro Internacional de Analíticos y de Vencedores del
«SIDA»), el próximo Congreso Internacional de
Virología, «Barcelona-2000» (III Encuentro)
y «Durban-2000». El «SIDA» fue inventado por norteamericanos
pero presentándolo como originario de África. Pues bien:
que el «SIDA» sea un boomerang que lanzado por estadounidenses
salió de África en 1981 y que en el año 2000 (¿causalidad?)
regresa a África (¿otra casualidad?) para ser definitivamente
enterrado en la (¿más casualidades?) XIII Conferencia
Internacional de SIDA.
Y podemos actuar para que Catalunya sea el primer país del mundo
libre de «SIDA». El primer paso es lograr abrir el debate
SIDA que llevamos años pidiendo, convencidos de que ello permitiría
salvar muchas vidas y terminar en poco tiempo con el invento «SIDA»,
pero que la censura imperante19
bloquea por ahora. ¡Ojalá que las/los lectora/es de Via
Fora! contribuyan a ello!
Barcelona, 8 de septiembre de 1998. Artículo escrito especialmente
para la revista catalana Via Fora.
Lluís Botinas, director de la Asociación C.O.B.R.A.
Bibliografía seleccionada:
-
«15 years AIDS», Drs. Hässig,
Kremer,
Lanka,
Liang y Stampfli, 1998;
-
«Did Dr. Gallo and colleagues manipulate the «AIDS-test»
to order?», Dr. Kremer, 1998;
-
«AIDS: The failure of Contemporary Science», Hodkingson,
Fourth State, Londres, 96.
-
«Inventig the AIDS virus», Dr. Duesberg,
Regnery, Washington, 96.
-
Hojas Informativas 1-10, C.O.B.R.A.,
Barcelona, 96.
-
Cuadernos «Desmontar EL SIDA» números
1, 2, 3 y 4, C.O.B.R.A., 95-98.
-
SIDA: la duda, vídeo dirigido por Djamel Tahi, emitido por
el canal franco-alemán ARTE, 96, y que TVE no ha emitido por la
censura de los Drs. Nájera, Parras, Clotet y otros oficialistas.
-
Genetica, vol.95, nª 1-3, Dordrecht/Boston/London, 95.
-
«Repensar el SIDA», AMC, Madrid,
94.
-
«Replantear el SIDA», Medicina Holística,
nº 32-33, AMC, Madrid, 93.
-
«SIDA: Juicio a un virus inocente», Dr. Costa, Mandala,
Madrid, 93.
-
«Roger venció al SIDA», Dr. Owen, Higea, Madrid,
93.
Notas:
1Siglas
que entonces significaban Centro Oncológico y Biológico de
Investigación (Recherche) Aplicada, y que hoy significan Centro
Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada.
2De nuevo
formulo la pregunta nunca contestada: ¿Dónde están
las estadísticas oficiales de los tratamientos administrados en
los hospitales? ¿Cuántos sobrevivientes hay al AZT, dado
desde 1987? ¿Y a la combinación de dos o más nucleósidos
análogos (AZT, ddI, ddC, 3TC, D4T,...) utilizada desde 1993? ¿Y
a los «cócteles» aplicados desde 1996?.
3Ni siquiera
es riguroso llamarle hipótesis, puesto que los oficialistas no intentan
demostrarla.
4No están
estandarizados (se aplican con criterios distintos de un país a
otro, de una zona a otra, de una institución a otra, de un laboratorio
a otro,...), no son reproducibles (sangre de la misma persona puede dar
resultados distintos en laboratorios diferentes e incluso en le mismo laboratorio),
no son específicos (los anticuerpos que detectan son universales,
es decir, están presentes -en cantidades distintas- en todas las
personas), dan numerosas reacciones cruzadas (más de setenta estados
de salud -hemofilia, hepatitis, gripe, herpes, tuberculosis, linfoma,...-
o condiciones -estar embarazada, haber sido vacunado de hepatitis, de gripe;
recibir transfusiones, transplantes;...- pueden hacerlos dar positivo,
nunca han sido validados, etc.
5REsearch
Group in Investigative MEDicine and journalism, con base en Alemania.
6Estos
requisitos también deben ser cumplidos por los disidentes que afirman
que el «VIH» sí que existe y que es el resultado de
«guerra biológica» o de «experimentos especiales
que se escaparon de las manos» o de otros supuestos orígenes
«exóticos» por el estilo.
7Está
ya en su Octava Convocatoria pública, por ocho asociaciones de seis
países, el Premio Internacional «¿EXISTE
EL «VIH»?», iniciado en noviembre de 1996. Ofrecemos
más de cuatro millones de pesetas a quien presente «las pruebas
científicas que puedan ser citadas como referencias originales en
las que se demuestre que el «VIH» ha sido aislado» bien
en tanto que virus, bien en tanto que «retrovirus».
8Hay
casos de bebés «seropositivos» nacidos de padres ambos
seronegativos. Y también de parejas los dos «seropositivos»
cuando resulta que se casaron ambos vírgenes, nunca han estado con
terceras personas, no se han drogado ni han recibido transfusiones de sangre.
9Poppers:
excitantes químicos utilizados sobre todo por homosexuales promiscuos.
10Las
mitocondrias son bacterias endosimbióticas encargadas de obtener
energía en forma de ATP (Adenosin Tri-Phosfato, la molécula
energética básica en que se halla más del noventa
por ciento de la energía que necesita nuestro cuerpo) al final de
su cadena respiratoria del oxígeno.
11No
tratamientos propiamente contra el «SIDA», ya que «eso»
carece de base biológica-patológica propia, sino tratamientos
para las 29 enfermedades y para la energíadeficiencia
y subsiguiente inmunodeficiencia que han sido englobadas bajo la etiqueta
«SIDA».
12El
invento «SIDA» arranca en 1981 en torno a la PCP (neumonía
por Pneumocistis Carinii) y al Sarcoma de Kaposi. La primera definición
oficial al año siguiente ya engloba 12 enfermedades. En 1985 se
cambia la definición de «SIDA» y pasa a 18. En 1987
se añaden 8 más: 26. Y en 1993, tres más: 29.
¡Lo nunca visto!.
13Ahora,
si quien fallece es una persona que ha tenido la mala suerte de haber dado
positivo a unos tests-chapuza, será considerada como fallecida a
consecuencia de estar «infectada por el VIH» e irá a
parar a las estadísticas de «Muertos de SIDA».
14Probablemente
los médicos hospitalarios nunca han visto un terminal que se recupere,
pues todo el ambiente y lo que le administran contribuye a que se cumpla
la sentencia de muerte que ellos mismos han dictado.
15Queda
para otra ocasión abordar cómo, porqué y por quienes.
Dejarlo para otro texto no es sólo una cuestión de espacio.
También lo es de metodología. Hay que separar lo que seguro
que no es de lo que probablemente sí pueda ser. Toda
persona que se sienta molesta por lo que va descubriendo, debería
ayudar a precisar qué es realmente «eso» llamado «SIDA».
Y a terminar con ello.
16Además,
hay datos que permiten pensar que se está aplicando, además
de un envenenamiento activo, una eutanasia pasiva al no aplicar las medidas
de emergencia y de cuidados intensivos que se aplicarían a una persona
que no estuviese etiquetada como «caso de SIDA». Ello es debido
a que los médicos consideran que son inútiles porque quien
sí tiene la etiqueta está inevitablemente condenado a morir
«víctima del VIH»...
17Desgraciadamente,
entre los vencedores del «SIDA» no se podrán contar
los casos de enfermos muy avanzados o incluso terminales que se han recuperado
con los «cócteles» hospitalarios, ya que esta mejoría
es y sólo puede ser transitoria. En efecto, estaban en una situación
catabólica, lo cual implica que se destruían muchas más
células que las que se formaban, por lo que sus proteasas estaban
muy activas cortando las proteínas celulares a eliminar. Al empezar
a tomas los inhibidores de proteasas químicos artificiales, las
tijeras enzimáticas que son las proteasas quedan bloqueadas, y se
detiene el proceso de destrucción; además, los «cócteles»
se comienzan a tomar con gran ilusión, y este efecto placebo es
muy importante, entre otras razones porque hace bajar el nivel de estrés
y con él el hipercortisolismo en sangre, con lo que otra vez se
pueden formar proteínas nuevas. El enfermo ganará kilos y
energía, y puede recuperarse. Pero si sigue tomando más «cócteles»,
la cada vez mayor concentración de inhibidores de proteasa químicos
que el cuerpo no puede eliminar hará que se vaya estableciendo el
bloqueo celular y orgánico mencionado en el texto. La persona muere
y los «especialistas» lo explican culpando, ¡cómo
no!, al inexistente «VIH» diciendo que «se ha vuelto
resistente»... El consejo para aquellos a quienes los «cócteles»
les han sentado bien es: Aprovechar la casualidad (los laboratorios no
se esperaban esto), informaros de los planteamientos alternativos y cambiar
de tren. Si se sigue tomando los «cócteles», la catástrofe
es inevitable, como no se puede seguir escondiendo desde hace más
de un año en los USA, primer país que los aplicó (New
York Times del 22 de agosto de 1997, Examiner del 29 de septiembre
de 1997,...).
18Ver
artículo en revista Más allá de setiembre de
1998. Se me puede pedir un Informe más completo.
19Al
periodista Mikimoto le costó su programa Solvència contrastada
el entrevistarme en TV3 el 6 de octubre de 1996.
- presentar cuatro fotografías (del virus dentro de célula; del virus solo; de las proteínas de la envoltura del virus, y de la información genética que el virus contiene en su interior);
- caracterizar exactamente tanto las proteínas como la información genética secuenciándolas, es decir, viendo cuáles son sus componentes y en qué orden están;
- hacer repetidos ensayos de control a fin de evitar cualquier contaminación ni con las proteínas ni con la información genética de la célula que contiene al virus;
- publicar en revistas científicas las condiciones técnicas del experimento así como los resultados obtenidos, a fin de que otros investigadores puedan reproducirlos y llegar a los mismos resultados.
Nada de esto se ha realizado para el «VIH»7.
- terminales recuperados: etiquetados a los que hace años se les daba días de vida y que ahora están plenamente recuperados (claro está, dejando el hospital);
- etiquetados como «SIDA» que han logrado sacarse esta etiqueta, normalmente con tratamientos no agresivos, y que hace años que llevan una vida normal, a pesar de continuar siendo oficialmente «seropositivos»;
- etiquetados como «seropositivos» que llevan cinco, diez, catorce o, según la versión oficial, más años -desde la última vez que se pincharon o que tuvieron una relación sexual no protegida- con la etiqueta puesta, y que, superadas la crisis y la depresión iniciales, se encuentran perfectamente bien...porque no toman los tratamientos hospitalarios;
- «seropositivas» embarazadas que se negaron a abortar, se negaron a tomar el AZT, se negaron a dar AZT a sus bebés, y ahora tienen hijos de una decena de años, estando ambos perfectamente bien;
- «seropositivas» que buscaron el embarazo siendo «seropositivas», han dado a luz y tanto ellas como sus bebés están perfectamente bien;
- más de las dos terceras partes de los bebés nacidos «seropositivos» y que se han seronegativizado espontáneamente dentro de los primeros dieciocho meses17.
2De nuevo formulo la pregunta nunca contestada: ¿Dónde están las estadísticas oficiales de los tratamientos administrados en los hospitales? ¿Cuántos sobrevivientes hay al AZT, dado desde 1987? ¿Y a la combinación de dos o más nucleósidos análogos (AZT, ddI, ddC, 3TC, D4T,...) utilizada desde 1993? ¿Y a los «cócteles» aplicados desde 1996?.
3Ni siquiera es riguroso llamarle hipótesis, puesto que los oficialistas no intentan demostrarla.
4No están estandarizados (se aplican con criterios distintos de un país a otro, de una zona a otra, de una institución a otra, de un laboratorio a otro,...), no son reproducibles (sangre de la misma persona puede dar resultados distintos en laboratorios diferentes e incluso en le mismo laboratorio), no son específicos (los anticuerpos que detectan son universales, es decir, están presentes -en cantidades distintas- en todas las personas), dan numerosas reacciones cruzadas (más de setenta estados de salud -hemofilia, hepatitis, gripe, herpes, tuberculosis, linfoma,...- o condiciones -estar embarazada, haber sido vacunado de hepatitis, de gripe; recibir transfusiones, transplantes;...- pueden hacerlos dar positivo, nunca han sido validados, etc.
5REsearch Group in Investigative MEDicine and journalism, con base en Alemania.
6Estos requisitos también deben ser cumplidos por los disidentes que afirman que el «VIH» sí que existe y que es el resultado de «guerra biológica» o de «experimentos especiales que se escaparon de las manos» o de otros supuestos orígenes «exóticos» por el estilo.
7Está ya en su Octava Convocatoria pública, por ocho asociaciones de seis países, el Premio Internacional «¿EXISTE EL «VIH»?», iniciado en noviembre de 1996. Ofrecemos más de cuatro millones de pesetas a quien presente «las pruebas científicas que puedan ser citadas como referencias originales en las que se demuestre que el «VIH» ha sido aislado» bien en tanto que virus, bien en tanto que «retrovirus».
8Hay casos de bebés «seropositivos» nacidos de padres ambos seronegativos. Y también de parejas los dos «seropositivos» cuando resulta que se casaron ambos vírgenes, nunca han estado con terceras personas, no se han drogado ni han recibido transfusiones de sangre.
9Poppers: excitantes químicos utilizados sobre todo por homosexuales promiscuos.
10Las mitocondrias son bacterias endosimbióticas encargadas de obtener energía en forma de ATP (Adenosin Tri-Phosfato, la molécula energética básica en que se halla más del noventa por ciento de la energía que necesita nuestro cuerpo) al final de su cadena respiratoria del oxígeno.
11No tratamientos propiamente contra el «SIDA», ya que «eso» carece de base biológica-patológica propia, sino tratamientos para las 29 enfermedades y para la energíadeficiencia y subsiguiente inmunodeficiencia que han sido englobadas bajo la etiqueta «SIDA».
12El invento «SIDA» arranca en 1981 en torno a la PCP (neumonía por Pneumocistis Carinii) y al Sarcoma de Kaposi. La primera definición oficial al año siguiente ya engloba 12 enfermedades. En 1985 se cambia la definición de «SIDA» y pasa a 18. En 1987 se añaden 8 más: 26. Y en 1993, tres más: 29. ¡Lo nunca visto!.
13Ahora, si quien fallece es una persona que ha tenido la mala suerte de haber dado positivo a unos tests-chapuza, será considerada como fallecida a consecuencia de estar «infectada por el VIH» e irá a parar a las estadísticas de «Muertos de SIDA».
14Probablemente los médicos hospitalarios nunca han visto un terminal que se recupere, pues todo el ambiente y lo que le administran contribuye a que se cumpla la sentencia de muerte que ellos mismos han dictado.
15Queda para otra ocasión abordar cómo, porqué y por quienes. Dejarlo para otro texto no es sólo una cuestión de espacio. También lo es de metodología. Hay que separar lo que seguro que no es de lo que probablemente sí pueda ser. Toda persona que se sienta molesta por lo que va descubriendo, debería ayudar a precisar qué es realmente «eso» llamado «SIDA». Y a terminar con ello.
16Además, hay datos que permiten pensar que se está aplicando, además de un envenenamiento activo, una eutanasia pasiva al no aplicar las medidas de emergencia y de cuidados intensivos que se aplicarían a una persona que no estuviese etiquetada como «caso de SIDA». Ello es debido a que los médicos consideran que son inútiles porque quien sí tiene la etiqueta está inevitablemente condenado a morir «víctima del VIH»...
17Desgraciadamente, entre los vencedores del «SIDA» no se podrán contar los casos de enfermos muy avanzados o incluso terminales que se han recuperado con los «cócteles» hospitalarios, ya que esta mejoría es y sólo puede ser transitoria. En efecto, estaban en una situación catabólica, lo cual implica que se destruían muchas más células que las que se formaban, por lo que sus proteasas estaban muy activas cortando las proteínas celulares a eliminar. Al empezar a tomas los inhibidores de proteasas químicos artificiales, las tijeras enzimáticas que son las proteasas quedan bloqueadas, y se detiene el proceso de destrucción; además, los «cócteles» se comienzan a tomar con gran ilusión, y este efecto placebo es muy importante, entre otras razones porque hace bajar el nivel de estrés y con él el hipercortisolismo en sangre, con lo que otra vez se pueden formar proteínas nuevas. El enfermo ganará kilos y energía, y puede recuperarse. Pero si sigue tomando más «cócteles», la cada vez mayor concentración de inhibidores de proteasa químicos que el cuerpo no puede eliminar hará que se vaya estableciendo el bloqueo celular y orgánico mencionado en el texto. La persona muere y los «especialistas» lo explican culpando, ¡cómo no!, al inexistente «VIH» diciendo que «se ha vuelto resistente»... El consejo para aquellos a quienes los «cócteles» les han sentado bien es: Aprovechar la casualidad (los laboratorios no se esperaban esto), informaros de los planteamientos alternativos y cambiar de tren. Si se sigue tomando los «cócteles», la catástrofe es inevitable, como no se puede seguir escondiendo desde hace más de un año en los USA, primer país que los aplicó (New York Times del 22 de agosto de 1997, Examiner del 29 de septiembre de 1997,...).
18Ver artículo en revista Más allá de setiembre de 1998. Se me puede pedir un Informe más completo.
19Al periodista Mikimoto le costó su programa Solvència contrastada el entrevistarme en TV3 el 6 de octubre de 1996.
Fuente:
Lluís Botinas es el director de la asociación C.O.B.R.A. Publicado con permiso de http://free-news.org .