Desde hace años, salir a la calle para pasar unas simples horas de ocio conlleva un desembolso considerable. Es sentarse en un bar, tomar un refresco, un sencillo pincho de tortilla y normalmente, siendo optimistas, te habrás dejado como mínimo 4 euros (casi 700 pesetas que hace poco por ese dinero podías comer un aceptable y sabroso menú en un restaurante). Y como se te ocurra pedir en vez de un refresco un zumo de naranja exprimido, que es desde luego más sano, la cuenta a pagar superará los 5 euros como mínimo. Si además, decides ir al cine, tendrás que añadir casi 8 euros más, repito, ¡8 euros más! (casi 1.400 Ptas.-), ¡luego se quejan las productoras del aumento de descargas de películas por Internet!. No se te ocurra ver la película con palomitas y refrescos porque tu cuenta subirá mínimo a los 14 euros. Eso sí, no olvidemos el transporte porque salvo que sepas tele transportarte, me temo que tendrás que coger un medio de transporte que es carísimo también. Los bono transporte cada vez son más caros y coger el coche con la gasolina a precio desorbitado es casi un suicidio al maltrecho bolsillo del consumidor.

Y bueno, lógicamente, salvo que seas un yogui que puede estar sin comer ni beber durante años viviendo del prana, tendrás que ir al mercado para adquirir comida y bebida para alimentarte. En ese caso, prepárate para dejarte casi los ahorros. Cada año la cesta de la compra es más cara. En 2010, era un 10% más cara que en 2009. Hoy en día, ¡comer casi es un lujo! No me extraña que disminuya el número de obesos y aumente el de personas vegetarianas, porque comer diariamente carne, pescado, huevos y productos lácteos, está al alcance de muy pocos; aunque bueno, en ese caso, contribuiremos a que disminuyan el número de millones de animales explotados y muertos en los mataderos y la incidencia de enfermedades cardíacas y cancerígenas relacionadas directamente con dietas ricas en alimentos animales. Ahora bien, si incrementamos de forma importante el consumo de frutas y verduras en nuestras dietas, tampoco estaremos exentos de pagar un dineral. Con estos datos, ya me estoy planteando poner un huerto en la terraza de mi casa y comer los tomates y patatas que vayan creciendo.

Pero aún hay más. Salvo que sepas captar la energía cósmica y que los electrodomésticos y bombillas de tu casa funcionen con ella, me temo que tendrás que someterte a los precios en alza de la industria energética. La energía eléctrica no para de subir. A principios de año se incrementó un 10% y se esperan nuevas subidas. Ahora encender una bombilla es casi un lujo. No me extraña que dentro de poco suba la venta de velas, pero me temo que si eso sucede, de inmediato aumentarán los precios de la cera y de las cerillas.

Vivir hoy en día en esta sociedad materialista y consumista, es caro, cada vez más. Sobre todo porque los sueldos no van a la par. Muchos de ellos llevan congelados años, incluso han bajado pero como hemos visto los precios de consumo suben anualmente una o varias veces: transporte, correos, alimentos, gasolina, luz, gas, agua, etc. Llevamos unos años con una crisis económica grave que va empeorando con el paso de los meses. Los índices de paro cada vez son peores ubicándose en España en torno al 20%. Tenemos más de cuatro millones de personas desempleadas.. La morosidad de los créditos al consumo en España ronda el 7.50% y sigue subiendo. En el año 2010 se han llevado a cabo tan solo en el primer trimestre 27.561 embargos hipotecarios. Los intereses sobre los créditos se van a encarecer debido a que el banco necesita paliar las pérdidas generadas por la alta morosidad. El mantenimiento de una cuenta corriente se ha elevado en un 3.22% a lo largo de 2010 y se espera se note más el aumento en 2011. La Seguridad Social con un descenso del 1,23% de cotizantes, y la inflación por encima del 3%. En el año 2006 España tenía tres millones de trabajadores pobres, es decir, un 11% de sus activos en el mercado laboral en situación de precariedad. Más de 30.000 personas carecen de hogar en España y malviven en las calles, según datos de Caritas. La mayoría de ellos dicen que están en la calle por haber perdido el empleo. El drama, lejos de solucionarse con el tiempo, empeora. La fría estadística lo demuestra. El número de «sin techo» ha aumentado considerablemente desde el estallido de la crisis económica puesto que en 2005 eran 21.900, según el INE. En España hay más de 8 millones de personas, aproximadamente 2.150.000 hogares, que viven en la pobreza. Representa a más del 20% de la población. La media de la U.E. se sitúa en el 15.

En fin, el ambiente es bastante desolador y oscuro, decir lo contrario sería faltar a la realidad y el sentido común, y más aún cuando ves cómo actúan las autoridades que nos gobiernan que en vez de ser un ejemplo de austeridad, transparencia, honestidad y compasión hacia sus ciudadanos, se embarcan en misiones internacionales como la de Libia, orquestadas y programadas previamente por intereses económicos y estratégicos de las potencias mundiales, malgastando las precarias arcas a costa del malvivir de millones de personas.

Parece que ahora Libia, su presidente, el coronel Gadafi, es el causante de todos los males y debemos aniquilarlo a toda costa. Gadafi hasta hace tres días, ha pasado de ser un aliado, querido por muchos gobernantes, entre ellos Aznar, el presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero o Bush, a ser un criminal de guerra, un dictador sanguinario que tiene a su pueblo sometido a multitud de injusticias y, por tanto, deber ser eliminado de la faz de la tierra e instaurar la democracia en ese país. Según la ONU el 73% de los libios tiene móvil pudiendo enviar videos y fotos, sin embargo, este dato contrasta con el hecho de la ausencia de videos de masacres en Libia. El gobierno ruso se ha mostrado neutral en el conflicto y ha declarado que no han existido ataques. Cómo argumenta Julio Anguita, utilizar aviación contra manifestantes es "matar moscas a cañonazos". El bombardeo sólo tiene sentido en confrontaciones armadas puesto que no sólo acaba con vidas humanas sino que daña gravemente infraestructuras propias de comunicación y urbanas.

Gadafi es un dictador, no el único pues hay muchos en el planeta, pero bajo su mandato se nacionalizó todo el petróleo. La ONU clasifica a Libia entre los estados que tiene un nivel de ?desarrollo humano alto?. La organización tribal tiene mucha importancia en la sociedad libia y que Gadafi ha conservado el apoyo de parte del ejercito y del pueblo.

Desde luego que en Libia se violan los derechos humanos, como en otros muchos países, ejemplo los EE.UU, y no por eso son bombardeados, y hasta el inicio de las revueltas Gadafi, las denuncias más graves por violación de derechos humanos habían sido motivadas por la creación de campos de concentración donde recluía a inmigrantes sub-saharianos actuando el gobierno libio como mandatario del gobierno italiano. EE.UU tiene sed de petróleo para su crecimiento económico pero no tiene ninguna empresa de petróleo en Libia, Italia sí.

Gadafi no es un santo, es evidente, pero tampoco lo fue Bush que bajo su mandato, en el conflicto de Irak, murieron más de 500.000 personas, todavía sigue libre y no ha sido acusado oficialmente por la ONU por crímenes contra la humanidad. Así que, que no nos vendan humo y nos hagan creer ética una acción deplorable como la agresión militar cuya la única motivación real es apropiarse de su petróleo, que no somos ciegos ni idiotas como para no darnos cuenta del plan real de la intervención en Libia.

El Ministerio de Defensa español el día 22 de marzo de 2011 reconoció que la ?misión? en Libia podría costar al Gobierno como mínimo 25 millones de euros (unos 4.000 millones de pesetas). El coste global del ataque a Libia rondará los 500 millones de euros (unos 900.000 millones de pesetas). A este despilfarro hay que sumar el que provoca el conflicto en Afganistán desde el 2001 para el gobierno español de 2.040 millones de euros. ¡Qué casualidad que en Afganistán es rica en petróleo y gas!

Mientras tanto, los ciudadanos tenemos que hace frente a esta crisis económica provocada por los intereses económicos y estratégicos de las grandes potencias, ¡una vergüenza!

No hay crisis por escasez de dinero, si no, por escasez, ¡de justicia!