
Si te gusta esta página
envíasela a un amig@ haciendo clic aquí
ESCRIBE UN COMENTARIO Estás en la categoría
Artículos derechos humanos
por José Manuel Casado Sierra
Publicado el 16-01-2008
Visitas recibidas:
7124. Recomendado: 0[recomienda este artículo]
Cuatro años de espera, cuatro años de entrenamiento duro y difícil, cuatro años compitiendo y preparándose para la gran cita. Cuatro años visualizando el gran sueño de ganar una medalla en el acontecimiento deportivo más importante y con mayor prestigio del mundo: Las Olimpiadas. Allí se reúnen cientos de deportistas ilusionados, felices y con inmensas ganas de demostrar que son los mejores en su especialidad. Muy pocos serán los privilegiados de obtener el preciado metal, sin embargo, el sólo hecho de competir y de haberse superado a sí mismos es ya una gran hazaña.
El lema de las Olimpiadas es la unión pacífica de todos los pueblos del mundo y la deportividad y honestidad entre los competidores. Sin embargo, su lema son sólo palabras para la galería, si de algo cojea este evento es de deportividad y de honestidad. ¿Crees qué hay deportividad y honestidad cuando la mayoría de los competidores consume con todo tipo de drogas, esteroides y estimulantes ilegales o legales?,¿Crees que hay honestidad cuando las empresas patrocinadoras de las diferentes especialidades deportivas venden productos que deterioran la salud humana, el medioambiente y provocan el sufrimiento y muerte de millones de animales?¿Crees qué hay honestidad por parte de estas empresas cuando dicen a través de su publicidad masiva, constante y manipuladora que sus productos son sanísimos y excelentes para el deporte?¿Crees que hay honestidad por parte de algunos deportistas cuando se ofrecen por unos cuantos millones a anunciar ciertos productos insanos y que ni ellos mismos consumen?
Tabaco, productos lácteos, chocolate, embutidos, bebidas alcohólicas, refrescos azucarados y con cafeína, son los productos típicos de estas empresas que aprovechan este evento deportivo para incrementar sus ventas y, por consiguiente, deteriorar más la salud humana e intensificar el sufrimiento animal. Algunos deportistas exclamarán indignados que no tengo razón y que gracias a estas empresas con la comercialización de sus productos tienen financiada su preparación durante cuatro años, si duda, pero habría que añadir, que también financian la enfermedad de los seres humanos, la contaminación ambiental y la muerte y sufrimiento de los animales. Es triste y lamentable, ver a un velero español navegando en plena competición con la marca de güisqui o de tabaco de su patrocinador, parece que todo está al revés.
Cuando un país es elegido, evidentemente la elección conlleva intereses y beneficios diversos, para albergar un evento de esta índole, se recibe la noticia con bastante alegría y entusiasmo, sobre todo por las instituciones gubernamentales y las numerosas multinacionales que se frotan las manos ante las enormes posibilidades de enriquecerse más aún de lo que ya tienen. Se incrementarán los impuestos a costa de la economía maltrecha del ciudadano de a pie. Se destinarán millones y millones de euros en las obras y las infraestructuras. No importará provocar interminables atascos, con el trastorno que eso supone a los ciudadanos a nivel económico, de salud y de bienestar, con tal de construir las instalaciones necesarias para albergar las olimpiadas. No importará destruir millones de metros cuadrados de campo, ecosistemas y millones de animales para construir carreteras e instalaciones necesarias para que empiecen las olimpiadas. No importará contaminar y emitir millones de kilos de CO2 a la atmósfera con tal de cumplir las exigencias olímpicas.
Tal como está el planeta, la grave crisis medioambiental que padece por causa del egoísmo y materialismo humano, las olimpiadas es un lujo que no nos podemos permitir. |